Sienten que es su grupo, pero también es “Tuyo»
Son muchas las emociones encontradas, no fui la única que sintió ese regocijo en el pecho cuando los vio actuar; para algunos no era la primera vez, para otros era el inicio de un largo camino de estremecimientos por descubrir.
Quién imaginaría que las tablas tendrían este efecto tan real, es decir, que puedes ver a alguien en ese momento, puedes ver su sudor y felicidad al mismo tiempo, sientes que estás ahí y que ellos están contigo.
Así me sentí en el primer espectáculo que presencié de Teatro Tuyo, ellos eran perfectos, pensaba cómo podían no ponerse nerviosos al sentir la risa del público; pero recordé las palabras de Ernesto Parra, director de la compañía, en una entrevista que le hice, ellos reviven al escuchar las risas.
Mirar alrededor y no ver nada da sensaciones graciosas… ¿Por dónde vendrán? Se pregunta una mientras ellos, de la nada, aparecen con esas narices rojas y te hacen reír, o te conmueven, y juegan con las luces, o hacen pantomima. Ellos hacen magia con sus rostros.
No sabría cómo explicar la emoción de esos minutos -porque podría estar mirándolos durante horas y reír o llorar-, pero ese tiempo se hace fugaz cuando los tuyos se apoderan de ti, porque sí, ellos son un grupo de teatro, que bien podría sentir mío, y que ellos sienten como propio, pero en realidad ese grupo es de Teatro Tuyo.
Y las personas que llevan estos 22 años viéndolos crecer deben pensar que son adultos con alma de niño, que para ellos el tiempo no pasa, porque aún conservan las mismas ganas del principio.
Pero el tiempo sí pasa, y lo hace volando, y ya son 22 calendarios los que han saltado para convertirse en un conjunto reconocido, pero más que eso, admirado, y que sirve de fuente de inspiración para que los jóvenes sientan deseos de crecer en el clown, de estudiarlo, de vivirlo como se vive la vida.
Cuando tengo todos estos destellos de recuerdos me alegro, me refugio en sus expresiones, siento lo que sienten los niños, viajo en el tiempo y recuerdo que un día alguien con una nariz roja me hizo feliz. Y es lo que logran hoy en día, detenerles el tiempo a muchos con sus miradas y devolverles los recuerdos.
Eso fue lo que hicieron con Clownsicos, un viaje en la memoria, un esfuerzo por revivir, homenajear a Trompoloco, Charlot, Popov, Bip y Ferdinando: actores, payasos, artistas.
Con ese estreno lograron sacar sonrisas -ese es un don que los «tuyos» poseen-, mostraron el lado humano de cada uno de los personajes que representaron, y qué decir de la música, fue el complemento ideal durante toda la puesta, hicieron un excelente ensamble entre los actores y esos cuatro fantásticos que dominan cada instrumento.
Cuando pensamos que había terminado todo, llegó el elemento sorpresa, los niños, mejor dicho, los payasitos, el futuro del elenco. Lograron con sus voces y vestimentas un efecto especial, lograron hacer estallar aquel escenario con orgullo, está garantizado el futuro del clown en este terruño y lo demostraron sus rostros.
Para hablar de teatro en la provincia es necesario mencionar a este grupo incansable y para decir clown en Cuba es obligatorio mencionar, al menos, una de sus obras, mirar en su repertorio. Si no ha visto alguna, ellos «viven» en el reparto Buena Vista, ahí siempre tienen su arte listo para mostrar.