Recordar para el futuro
Las Tunas.- Cuando las personas mayores nos cuentan sus vivencias, están dejando un legado, en cualquier frase hay una alusión a las prendas, una canción, un plato, detalles visibles o no que forman lo que nombramos costumbre o identidad.
De todas esas prácticas transmitidas de generación a generación, perdura lo que se alimenta e incorpora a otras épocas. Algunas por su intensidad y huella forman parte del patrimonio.
Cuba cuenta con un Patrimonio Cultural que data de 500 años, aunque no siempre guarda las estructuras, pero sí las referencias a ellas por la conservación de vocablos y otras prácticas, cuestión que permite el estudio de cada etapa en el desarrollo de la nación.
El reconocimiento del Patrimonio Cultural Inmaterial ha llevado más tiempo para su validación, aunque sus manifestaciones sean tan aportadoras como la arquitectura, las artes visuales o un sitio natural.
Los estudiosos, a inicio siglo XIX, impulsaron desde la Antropología, la Etnografía y la Sociología, los valores inmateriales que muchas veces tienen bases más sólidas que el patrimonio material, dígase la música, el teatro, la danza, la oralidad, cultura culinaria, prácticas religiosas, fiestas populares y otras.
Las universidades, los artistas, promotores, portadores y la comunidad han sido baluarte de las manifestaciones que perduran como parte de la cultura tradicional, aportando, además, investigaciones que, de ser socializadas, podían rescatarse fácilmente.
En mayo último, la Asamblea Nacional del Poder Popular aprobó la Ley General de Protección al Patrimonio Cultural y al Patrimonio Natural; inclusiones, arreglos que de cualquier manera vienen siendo tardíos porque hay mucho que proteger.
Dicha Ley establece que las comunidades deben reconocer el valor de lo que constituye el Patrimonio Inmaterial, y así lo creo, pues siendo fuente y preservadora de la cultura heredada hasta debían seleccionarse los exponentes patrimoniales desde una encuesta popular para verdaderamente establecer un reconocimiento legítimo con legado garantizado.
Una vez que se han perdido determinadas tradiciones, pues la norma contempla su inclusión en una lista de salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial y se potencia el rescate como por ejemplo los juegos infantiles, los cantos de nana, las leyendas, agrupaciones o géneros y otros.
Como la comunidad define y yo soy parte de ella, detengo este análisis en una manifestación en la cual no hay suficientes investigaciones publicadas, me refiero a la música. En reiteradas ponencias, los investigadores Salvador Regüeira y Carlos Tamayo han alertado sobre la necesidad de preservar el patrimonio musical cubano.
Tengo un bichito que me corroe el alma desde que vi la selección de las Unidades Patrimoniales de Las Tunas, dadas a conocer en marzo del 2021. Y no cuestiono la selección, porque quizás estuvieron nominados otros cantantes, agrupaciones o canciones. Esa información faltó por parte de la entidad tramitadora de esta condición.
Es indiscutible el reconocimiento social del Conjunto Original Cucalambé, grupo Síncopa y orquesta Caisimú, los tres elencos proclamados como tales, pero ¿quiénes estuvieron, además? A punta de lápiz tengo otros que han tenido trayectorias y legados de suma importancia para la cultura cubana: orquesta Embajadores del Ritmo, fundada en 1929; la Banda de Concierto de Puerto Padre, creada en 1914; Barbarito Díez, defensor del género danzón que es también patrimonio de la nación; Emiliano Salvador, evocado entre lo más notorio del Jazz cubano y autor de una pieza única a Puerto Padre en el mapa musical de la Isla; grupo Los Surik, autores de la primera discografía de Las Tunas; orquesta Miramar y Banda Provincial de Concierto, cuya representación de Cristino Márquez constituyó legado imborrable.
El Patrimonio Cultural Inmaterial es diverso, es lo que nos ha llegado al presente y es hasta lo que no conocemos, porque en algún tramo del camino se dejó de alimentar, de estudiar y reconocer.
Obra patrimonial es una condición intrínseca dada por el tiempo, la intensidad y relevancia social de un hecho cultural.
Nada, solo pienso que nos merecemos más.