Raíces soneras y sus latidos de cubanía
Las Tunas.- Todo comenzó hace más de un siglo, 145 años para ser exacta. El coronel mambí Vicente Cutiño Márquez sembró la semilla de una tradición musical que aún hoy apuesta por defender los ritmos autóctonos. Varios calendarios después, Rafael Miranda, otro cultor clave dentro del árbol genealógico, consolidó el legado, dominando con destreza varios instrumentos y cultivando en los suyos el amor hacia nuestra identidad. Hablamos de la familia Miranda y de su grupo portador Raíces soneras.
Quien haya visitado su hogar (en el poblado de San Joaquín, municipio de Majibacoa) no puede desprenderse fácilmente de esos recuerdos. Desde la misma entrada del bohío se sienten los latidos criollos. De las tablas de la vivienda cuelgan pintorescos vestuarios, instrumentos musicales y objetos propios del ambiente bucólico. El café en jícara no tarda en llegar y una se pierde observando el pilón, el arado, los tipos de cuchillo, el fogón de leña… No en balde se le conoce por Casa de las Tradiciones.
Eddy Miranda Vega lidera el conjunto con el mismo apego a las costumbres que su padre Rafael. La auténtica tumbandera (uno de sus sellos distintivos) es ejecutada por ella, además de las claves. La maraca cartapila, la tumbadora, la guitarra, el tres, la marímbula, el güiro y los bongoes complementan el desempeño del grupo, junto a sus cantos y una pareja de baile.
Se acerca la edición 54 de la Jornada Cucalambeana (cita que ha contado con su presencia, especialmente en el área del bohío campesino) y entre sus motivaciones figura el tributo a esta legendaria familia. Merecido reconocimiento por la tradición de más de una centuria y por el quehacer de la agrupación Raíces soneras, que este año celebrará su aniversario 30.
El patrimonio cultural de esta nación corre por las venas de los Miranda, esos hijos amados de nuestra idiosincrasia que llevan su arte desde los festejos del barrio (que con orgullo los acoge en cumpleaños, citas populares y otros jolgorios) hasta eventos importantes como la Fiesta de la Cubanía (Bayamo, Granma), el Festival del Caribe (Santiago de Cuba) o la Feria Nacional de Arte Popular (Ciego de Ávila).
El prestigioso premio Memoria Viva y el Laúd Cucalambeano están entre sus múltiples lauros. Pero eso no es motivo de triunfalismo. Allí, en el guateque, al defender géneros como el nengón, el sucu-suco y el son montuno, es que encuentran la verdadera felicidad.
Durante la venidera Fiesta Suprema del Campesinado Cubano los veremos de manera virtual, nueva oportunidad de apreciar interpretaciones de El cañaveral, Pájaro lindo, Choncholí se va pa’l monte o cualquier otro tema compuesto por los mismos integrantes de esa cofradía. Seguramente, en algún lugar de la historia, estará sonriente cierto cantor y poeta mambí.