La trova sin traba: hogar para las artes
La magia inicia a las 9:00 de la noche y termina dos horas y media después, aunque hay quienes se embullan y, una vez fuera del Centro Provincial de Patrimonio, extienden la verbena hasta la madrugada. No es para menos. Lograr que artistas de diferentes manifestaciones se reúnan para compartir de manera sugerente sus creaciones atrae cada vez más al público, incluso, a aquellos ajenos del sector.
La peña La trova sin traba, dirigida por el músico Oberto Calderón, ha logrado mantenerse por cinco años en el gusto de muchos tuneros, que asisten allí cada primer sábado del mes para encontrarse con la cultura.
Calderón es instrumentista, licenciado en estudios Socioculturales y máster en Ciencias de la Educación, experiencia pedagógica que lo ha ayudado a sazonar una iniciativa que no cesa de ganar adeptos.
«El sueño siempre fue regalarles a mis coterráneos un espacio que fuera derroche de arte y, al unísono, creación colectiva. El artista de la plástica Leonardo Fuentes me sugirió el nombre, pues la trova es poesía, descarga, filin, bolero, canción…, todo ese ecosistema cultural que defendemos. Sin embargo, cada encuentro tiene un tema central. Comenzamos en la galería taller Rita Longa, luego nos trasladamos a ‘Huellas’ y finalmente estamos aquí», explicó.
ENTRE SECCIONES Y ALEGRÍAS
Al entrar al Centro Provincial de Patrimonio en la fecha y hora pactadas lo mismo te encuentras una tendedera con poemas o frases, que descubres en un rincón visible a alguien absorto en la creación de una obra pictórica que luego será sometida al debate y quien mejor opine al respecto, se llevará el cuadro a casa.
«No es un encuentro para solo cantar canciones, que de por sí es una labor importante, también tenemos otras propuestas que defienden lo más auténtico de nuestro arte a través de secciones como una dedicada a bebidas cubanas llamada El bautizo del trago; la conocida por Aprecia y gana, en la que se comenta sobre una pintura; Del lejano pasado, dedicada a un objeto, un libro, una fecha o algo relacionado con el patrimonio tangible e intangible; Del hilo y la cuerda, que es una mezcla entre teatro y literatura; más juegos de participación, con los que la gente se divierte y aprende», afirmó el líder.
«Es una cita que defiende nuestra nacionalidad, porque hay una integración entre las manifestaciones. Lo mismo se disfruta de un monólogo que de una narración oral o de un texto de un escritor de nuestra tierra; vemos a exponentes del movimiento trovadoresco tunero, entre ellos jóvenes y experimentados; se valoran piezas de artes plásticas en vivo, más allá de una galería o un espacio expositivo; está presente la vertiente audiovisual con acercamientos a materiales en ese formato; entre otras invitaciones. Además, el público interviene de manera activa en las acciones de apreciación artística», comentó el narrador oral escénico Maike Machado, uno de los integrantes destacados del elenco.
Otro de los artífices sobresalientes es Ricardo Ávalo, director del Registro Provincial de Bienes Culturales. Sobre su experiencia en ese gremio expresó: «La peña no se estanca, más bien se renueva y fortalece con el paso del tiempo y, sin perder su esencia, aporta al desarrollo cultural de nuestro territorio. Por ejemplo, la sección Del lejano pasado, a mi cargo, tiene como objetivo promover las colecciones del Sistema Provincial de Museos. Trato de seleccionar el objeto en cuestión en correspondencia con una efeméride, datos curiosos y otros elementos para que las personas se interesen y amplíen sus conocimientos».
Aunque esta peña no es la única que enamora al público del Balcón de Oriente (existen otras de gran convocatoria como la dedicada a la Década Prodigiosa, que dirige Jorge Smith), es un ejemplo de lo que se puede hacer cuando hay deseos de trabajar en defensa de la cultura, amén de los recursos insuficientes. Oberto, su conductor, solo quisiera mayor asistencia de los dirigentes del sector y más apoyo de las instituciones. «No se puede ser sensible a lo que no se conoce. Ser artista es un don, algo único, las estéticas del arte tienen un valor incalculable; sería bueno que las autoridades pertinentes sepan qué están pagando y remuneren en justa medida a quienes concretan este sueño», afirmó.