Esquivel, nuevos títulos para sus lectores
Carlos Esquivel se confirma por estos días como uno de los escritores más publicados de Las Tunas. Al éxito aquí de la reedición de sus Epigramas malditos se suma la inminente salida de la imprenta de varios cuadernos con su rúbrica.
Destaca La historia del lobo contada otra vez, su más reciente entrega de cuentos. Los define ante 26 Digital como «textos bastante punzantes dentro de la realidad social». Pero no es la única buena noticia de esta etapa que delimita como «un momento muy productivo» dentro de su obra. Subraya también la reciente publicación en España de dos novelas suyas: Un lobo, una colina (reedición del original del año 2011) y Diario de Caín.
También en Estados Unidos se alista una antología con sus décimas y en Canadá verá la luz próximamente el libro de cuentos Cómo acabar de una vez y para siempre con la literatura cubana.
Ya están próximos a salir de la imprenta títulos suyos en editoriales de Pinar del Río, Matanzas y Sancti Spíritus, los que se sumarán a los de poesía Las amantes de la niña lobo y Los hemisferios contrarios, este último en coautoría con Alexander Aguilar (Granma) y volumen ganador del más reciente Concurso Nacional Cucalambé de Décima Escrita.
Además está Escucha al pájaro mosca, Premio Guillermo Vidal 2016, y 69, la sexualidad vigilada, este último de ensayos, a la vera de la editorial Oriente con temas que «atañen al cuerpo y a algunos elementos que están expresados y pensados desde la radiografía del sexo y el arte», nos comentó.
Esquivel, con una veintena de libros publicados hasta la fecha, asegura estar «aprovechando un poco la luminosidad que deja todo esto» y dice tener un «sentido de pertenencia y de fidelidad con Las Tunas a prueba de balas».
Sabemos que comparte su tiempo entre esta ciudad y el municipio de Colombia, su lugar de nacimiento. Imaginamos, con tanto ardor creativo, que es de esos autores a los que les brotan las historias en cualquier lugar. Su respuesta, contraria y tajante, cuanto menos, desconcierta.
«Tengo vecinos muy bulliciosos. El acto de escritura es difícil, al menos para mí. Soy muy maniático con eso. Necesito cero ruido y un poder de concentración robótico. Igual me las agencio para encontrar el modo».
Tomado: periodico26.cu