El profeta de la aurora, un libro que entraña historia

El homenaje eterno al Comandante en Jefe Fidel Castro se extiende mediante numerosos libros publicados desde su deceso. El que lleva por título El profeta de la aurora, de los autores Odalys Leyva Rosabal, investigadora y escritora tunera, y Antonio López Herrera, historiador del poblado de Birán, publicado por la Editorial Sanlope de la provincia de Las Tunas, y proximamente por la editorial Verde Olivo, me hizo sentir en deuda con ellos y los que aún ignoran la existencia de la obra.

Los autores hacen referencia a conocimientos históricos, literarios, arqueológicos y de otros campos del saber; obtenidos de fuentes documentales, la memoria histórica y cultural, muchas de ellas escritas en el libro Memorias del Conjunto Histórico Birán. Compilan disímiles representaciones sociales del pueblo cubano acerca de la familia Castro Ruz durante su estancia en el cacicazgo de Birán. En este sitio se funden elementos concomitantes de los ancestros culturales, mitos, leyendas e ideales relacionados con las luchas libertarias y amores que supuestamente signan el origen del sitio.

Refiere a topónimos e hidrónimos, algunos de origen aruaco, asimismo, a elementos del espacio geográfico y humanizado, sin los cuales sería difícil la comprensión de acontecimientos relacionados con el origen y evolución del batey fundado por Ángel Castro Argiz, en 1917. Estas relaciones del patrimonio natural con el histórico cultural valen a los autores para significar itinerarios donde aún es perceptible la impronta de los fundadores, en especial las huellas de la cultura material. Dichas evidencias facilitan mensajes educativos que, desde la perspectiva semiótico textual, se ofrece en el museo.

El contenido del texto interacciona con el pasado, en particular con atributos identitarios que han identificado al cubano en dicho espacio, develan así, particularidades regionales recreadas en formas de anécdotas y crónicas. Muestran además, elementos biográficos, principios éticos y valores morales de la personalidad de Ángel Castro, su lucha emprendedora en un contexto caracterizado por las desigualdades, penurias e incertidumbres respecto al devenir de la iniciada República neocolonial.

La narración literaria ilustra los nexos con sucesos históricos de la indómita región oriental, el ambiente psicosocial de la campiña cubana, la interculturalidad con los grupos étnicos, el progreso y energías de una época matizadas por los tenues avances de la modernidad. Dibujan también las oscuridades y angustias que activaron la personificación singular del cubano y promovieron los nuevos sentidos de la nación.

Argumentan la trascendencia histórica de familias y vidas cotidianas en espacios compartidos, tales como la industria maderera, agroazucarera y servicios básicos. Hacen trascender así la labor comunitaria y de salvaguarda del Conjunto Histórico Birán, mediante recuerdos genealógicos vinculados a nuestras luchas por la independencia, costumbres, tradiciones agrícolas y campestres, códigos foráneos de la arquitectura y los genuinamente cubanos.

Un libro de incuestionable valor para conocer, desde los propios testimonios de la familia Castro Ruz y personas que compartieron vivencias junto a ellos. Detallan elementos singulares del nacimiento e infancia de Fidel Alejandro y sus hermanos, así como el papel dignificante de Lina Cruz González, paradigma de mujer cubana.

Referencian a personalidades políticas y de la cultura cubana, incluso latinoamericanas y caribeñas que han reverenciado el conjunto histórico. Contiene además, decimas alegóricas a Fidel por clásicos de la literatura cubana como Jesús Orta Ruiz y la poetisa Carilda Oliver Labra; asimismo, reconocidos escritores de otras partes del mundo.

De forma general, la obra constituye una fuente para comprender la historicidad del lugar y el alcance educativo de la institución museable. Al mismo tiempo, es una invitación a preservar la memoria de los justos y reconocimiento a quienes cada día acompañan en sus andares al Profeta de la aurora.